Ética empresarial
El capital ético, piedra angular del nuevo capitalismo
Para que un país alcance la prosperidad, además de necesitar un capital financiero y tangible requiere de capital social, sin el cual las empresas caerían en el limbo y no podrían enfrentar las exigencias del siglo XXI, que ya no tolera abusos contra la dignidad de la persona, la justicia social y la preservación del medioambiente.
Por Hugo Alberto Niño Caro
Director Académico del Instituto Latinoamericano de Liderazgo,
hugonicaro@gmail.com
En su discurso de posesión el Presidente Santos nos habló de la “prosperidad democrática”, y creo que algunos pasaron por alto la profundidad y alcances de una propuesta de Gobierno de esta naturaleza, cuya trascendencia es de una importancia estratégica para la solución de los graves y acuciantes problemas que afronta el país.
Un análisis de nuestra situación se referirá al momento actual como un tiempo de gran complejidad y, sobre todo, de hondas contradicciones, de éxitos llamativos y de fracasos estrepitosos, de grandes avances y de retrocesos palpables en todos los ámbitos de la sociedad colombiana.
Los escándalos de corrupción y violencia generalizada tienen desmoralizado al país. Justo en un momento en el cual los impactos de la globalización muestran índices económicos crecientes, los de la corrupción y violencia irracional no cesan de causar efectos desalentadores en la sociedad.
No solamente es dinero lo perdido, también la confianza. Y con la pérdida de confianza, se pierde también la asertividad, la solidaridad, el orden social, la diligencia, la honestidad, el optimismo y la esperanza. Lo que constituye el capital ético de la nación se nos ha envilecido por la acción de una minoría individualista, codiciosa e irresponsable.
Todo país necesita para su prosperidad no solamente de capital financiero o capital tangible, sino también de capital social, capital intangible o capital ético. Somos conscientes de nuestra enorme disponibilidad de recursos materiales, pero también de en donde radican nuestras carencias. Distintos análisis llegan a la conclusión de que a Colombia le hace falta por sobre todo y ante todo, fortalezas que provienen de su capital social: confianza, asertividad, patriotismo y valores éticos tradicionales.
“Las causas morales de la prosperidad son bien conocidas a lo largo de la historia. Residen en una constelación de virtudes: diligencia, competencia, orden, honestidad, sobriedad, espíritu de servicio, respeto a la palabra dada, audacia, en una palabra amor al trabajo bien hecho. Sin esas virtudes, no hay sistema ni estructura que pueda resolver mágicamente el problema de la pobreza; a la larga, las pautas y los logros de las instituciones reflejan esos hábitos de los individuos que se adquieren fundamentalmente en el proceso educativo y modelan una auténtica cultura del trabajo”. (1)
Se requiere comenzar una acción intencionalmente dirigida a crear con tanta eficacia y eficiencia como sea posible, una autentica cultura del trabajo que redescubra la conveniencia de una adhesión firme a los valores constitutivos del capital social, si es que deseamos insertarnos con éxito en las corrientes económicas del siglo XXI, que no toleran por más tiempo más abusos contra la dignidad de la persona, la justicia social y la preservación de la naturaleza.
La familia, los centros educativos, los medios de comunicación, las organizaciones de distinta índole, están convocados a esta tarea; pero es en el entorno empresarial en donde se encuentra la mayor capacidad, habilidad y el terreno más fértil para la innovación y la incorporación de las condiciones que hagan posible la prosperidad, creando y atendiendo con la diligencia debida la creación de capital ético.
En términos empresariales, la creación de capital ético consiste en identificar un stock de herramientas, técnicas y prácticas que permiten definir y refinar valores que la economía ya posee, pero que necesitan de la adecuación a una nueva realidad acorde con la redefinición del Capital, dado que el concepto de Capital vigente hasta el Siglo XX ya no encaja en el concepto de la Prosperidad del Siglo XXI.
Desde el punto de vista de la economía, es evidente que el concepto de capital ha ido evolucionando con los tiempos. No es el mismo de Adam Smith (2) en el siglo XIX, ni el de Gary Becker (3), el laureado Premio Nobel de Economía, de la segunda mitad del siglo pasado o las formulaciones más recientes de Peter Drucker (4) sobre la economía del conocimiento o las de Gilles Lipovetsky (5) en el despertar de este siglo: “el dinamismo económico del siglo XXI será de rostro humano o no será…. Revolución de la Gestión y Ética de la empresa son términos complementarios”.
Inversión social, emprendimiento social, regulaciones funcionales que vayan más allá de la ley y fomento de Asociaciones Privadas son algunos pasos para la construcción de capital ético. Desarrollo del capital cognitivo, emocional y afectivo. Ética y acción sofisticada para saber qué es y qué no es correcto y fomento de espacios para el crecimiento de la sabiduría práctica, según la concepción aristotélica para desarrollar inteligencia y habilidad moral. Tal el fontanar de donde emerge el espíritu de la empresa moderna y que no es otro que el horizonte inmenso y aún inexplorado del trabajo humano.
Sin capital ético, las empresas, según Lord Turner (6), caerán en el limbo de las empresas socialmente inútiles, que cada día enfrentaran amenazas más disruptivas, caerán en el ojo de las autoridades regulatorias, en el de su propia burocracia y también en el ojo crítico de los consumidores, afrontando cada vez más un acrecentamiento del desprecio de los clientes, de la sociedad y el mercado.
En la economía del siglo XXI, las mejores empresas no serán las que más venden o las que registren las mejores utilidades o las que hagan las mayores inversiones publicitarias, sino aquellas de las cuales una inmensa mayoría de personas hable bien, empezando por los propios, que sienten que su empresa es una auténtica comunidad de personas y no solo una máquina para hacer plata.
Entre nosotros la falta de competencia ética es lo más frecuente en muchas empresas y esto lo va a cobrar más temprano que tarde el mercado y la sociedad.
EMPRENDIMIENTO SOCIAL es la gran ola de acontecimientos que se ven venir en el mundo empresarial. Recapturar la economía moribunda es recapturar la economía básica. Dinero y máquinas son necesarias para producir, pero una empresa es más poderosa en la media que logre hacer un entramado más justo y ético con los distintos actores. Así lograra cosas más grandes, más significativas y más a largo plazo. El futuro del mundo empresarial y el de Colombia va a depender de nuestra capacidad para definir y comprender lo que será el capitalismo en este nuevo siglo.
1. JUAN PABLO II, Discurso a la Comisión Económica para Latinoamérica, Roma, abril 13 de 1987
2. Adam Smith, An Inquiry into the Nature and Causes of the Wealth of Nations), Pub. en 1.776.
3. Gary Becker: "Economía de la discriminación" (1957), "El capital humano" (1964), Premio Nobel de Economía 1.992.
4. Peter Drucker: "Desafíos de la gerencia en el siglo XXI". 2.001
5. Gilles Lipoveysky,: “El crepúsculo del deber”, Anagrama, Barcelona 1.992, “La era del vacio”, Anagrama, Barcelona, 1.993, “El imperio de lo efímero”, Anagrama, Barcelona 1.991.
6. AdLord Turner: Artículo en The Telegrapth 'No silver bullet to prevent financial crises' del 17 de Marzo de 2.011.
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